En medio del Mundial de Nueva Zelanda, y frente a la inédita atracción que este deporte despierta en la gente por obra y gracias de las victorias de nuestro seleccionado, es bueno recuperar conceptos del ex entrenador de Los Pumas para entender mejor la esencia del juego. "Pipo", psiquiatra de profesión, cuenta a que profundos rituales remite el rugby y de que modo su práctica reproduce el clásico juego de la guerra
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Pocos hombres pueden dar con solvencia respuestas sobre los interrogantes que despiertan la esencia del rugby, como Héctor Méndez. Es que "Pipo", un rugbier que entiende que en este deporte no existe la categoría de ex jugador -"Si un hombre se define de ese modo, en realidad nunca entendió lo que hacía en una cancha”-, ha sido siempre, en su vida diaria, un médico especializado en estudiar la materia más compleja del hombre: la interioridad. Psiquiatra de actividad plena, fue jugador en el club Los Tilos y llegó a ser Puma. Con esa misma camiseta, en Sudáfrica, una rodilla lo dejó fuera de la línea de combate. Desde ese momento se transformó en entrenador. Y dirigió a su club, a los Pumitas -fueron campeones del Mundo- y a los Pumas.
Sin necesidad de haberlo jugado, uno puede afirmar que el rugby es un deporte violento...
"Mire, según la etología, que es el estudio comparado del comportamiento del animal humano, no debe haber una conducta violenta, sino una conducta agresiva. Esto significa el desarrollo del instinto que lleva tanto al hombre como al animal a combatir con miembros de su misma especie. Un gesto puramente instintivo. Consecuentemente se trata de un ingrediente constitutivo normal del orden genético de la especie y tiene una función esencialmente conservadora, con cuatro objetivos básicos relevantes: la defensa del territorio, que es la del espacio vital disponible, la selección sexual, porque de la lucha salen los machos mejor dotados genéticamente; el cuidado de las crías, y la jerarquización social”.
Pero se supone que no hablamos de animales...
"Por supuesto, el hombre ingresó un día en la vorágine de la evolución cultural, que reemplazó a la biológica. La cultura mediatiza el pensamiento abstracto y el lenguaje permite realizar la transmisión no genética de los caracteres adquiridos”.
¿Cual es, entonces, la diferencia entre lo agresivo y lo violento en la conducta humana?
"El comportamiento agresivo integra normalmente nuestro repertorio de emociones y su empleo excesivo fue reemplazado por el hombre civilizado con una suerte de ritualización. Si vamos un poco hacia atrás, esa conducta agresiva como elemento conservacionista de la especie, fue ritualizada. Es decir, un ataque se desvió y fue reorientado por vías más inofensivas que las iniciales. En el fenómeno de la selección sexual, la muerte del macho adversario causaba un daño general. La lucha en este terreno, después, se ritualizó en movimientos intimidatorios, los gruñidos, mostrar los dientes, hasta que uno abandona la lucha”.
¿Y la violencia?
"Es un fracaso de la ritualización. La violencia rompe con las leyes del juego. Se trata del abuso de la fuerza y, en último grado, es la fuerza empleada contra la ley”.
¿Como definiría, a la luz de sus dichos, el juego de rugby?
"Además de una enfermedad que nos aqueja de una vez y para siempre, tiene otras características: es un juego colectivo de combate; es esencialmente territorial; su agresión está claramente ritualizada; su ejercicio produce el placer de la función y de la competencia, por eso su abandono ocasiona conflictos”.
¿Y el tema del contacto?
"Como todo juego colectivo, el rugby abarca dos bandos que confrontan, cada uno con su propia identidad, lo que genera pertenencia, solidaridad y riesgo compartido. Pero el rival es solo un rival y no un enemigo. Hay que tener mucho cuidado de remarcar esta convicción en la tarea formativa. Lo distintivo es el contacto físico. Las reglas permiten el ejercicio de la agresividad, pero no de la violencia. Todo obliga a moverse con honestidad. En el delgado hilo que hay entre agresividad y violencia, priva la intención, que se elabora en el interior de cada hombre. Es lo que llamamos nobleza, fair play. Los entrenadores debemos poner un especial acento sobre el punto cuando definimos lo que se llama espíritu del rugby”.
¿Como juega en el rugby el tema de la ritualización?
"Voy a manejarme con ejemplos. Los días previos al partido generan un clima emocional que indica la preparación mental para el combate. El jugador queda al servicio del grupo y pospone todo requerimiento personal. Se ejecutan cábalas de todo tipo, individuales o grupales, públicas o íntimas. Después, todo se profundiza: los cánticos camino al estadio, una mirada a la cancha, el ingreso al vestuario. Allí, en cambio, se velan las armas: sobreviene el aislamiento, el silencio, los olores. El ambiente se vuelve muy pesado”.
También hay rituales públicos...
"Si, claro. El público canta, con lo que genera un vínculo con su equipo. La salida del grupo es importante. Los Pumas, por ejemplo, mantienen una tradición por la que ingresan caminando lentamente, en una actitud de contención emocional de efecto tonificante y que señala al adversario su temple y seguridad. Luego se despliegan corriendo, para descomprimir. Después están los himnos nacionales. Y como si fuera poco, la simultanea arenga del capitán. No es escaso, por cierto, el aliento”.
Hay un ritual especial: el Haka de los All Blacks...
"Si. Y marcadamente intimidatorio. Su origen es un canto guerrero maorí, en el que se amenaza al rival y se detallan las atrocidades que van a cometer con él. Tan ritualizado está que dejó de asustar y solo sirve como autoestimulo”.
¿Los rituales se prolongan en el juego?
"Solo en los primeros momentos, cuando se tantea al adversario. Los backs se embisten, dificultan el agarre de los primera fila, no se tolera el roce, hay miradas amenazantes y algún puñetazo que no lastima realmente. Después, esos conatos se autorregulan, cosa que se ve cuando el hombre que estaba muy enojado, ofrece la mano para que el adversario pueda incorporarse”.
El rugby es un juego, pero, ¿se divierten los jugadores?
"Es una vieja polémica. Personalmente, sostengo que el rugby no es un juego divertido. Ese criterio tiene, a mi juicio, cierta irresponsabilidad y algo de tilinguería. El rugby es serio y riesgoso. Se puede gozar pero no divertirse cuando están en juego, en dosis adecuadas, elementos como agresividad, incertidumbre, astucia y aspereza, además de abnegación solidaria, temple ante la adversidad, nobleza y riesgo físico. ¿Como puede divertirse el que, por juego, desinhibe tendencias arcaicas que, sin vueltas, diré que son las mismas que motorizaban a la primitiva horda cazadora? Entonces si, la liberación ritualizada de esas tendencias genera una sensación descomprensiva, placentera, de descarga, motivada por el despliegue de este deporte: carrera, lucha física, acecho, ataque fulminante, tenacidad y posesión de la tan ansiada pelota, en asociación grupal y ante otro grupo, animado por las mismas intenciones”.
¿Como se puede marginar, entonces, la violencia del rugby?
"Poniendo en práctica la conjunción de distintas disciplinas: educación rigurosa del respeto al adversario, noción del conjunto, temple ante la adversidad, marginación del falso concepto de lo heroico. También estimulando el conocimiento cara a cara con el adversario, a través de los terceros tiempos, de la formación de combinados y con el intercambio de jugadores de distintos clubes y, desgraciadamente, penalizando de manera justa y estricta".
¿Por qué desgraciadamente?
"Porque se aplican duramente las leyes cuando todo lo demás fracasó. Porque hay fallas en la formación del jugador, de las que nosotros, los entrenadores, somos los primeros responsables. Es que no solo debemos enseñar técnica, sino transmitir una ética que se utilice tanto en el juego como en el resto de la vida”.
2 comentarios:
muy bueno, da gusto leer éste artículo, creo q les va a gustar y espero q a algunos les sirva para aprender.....
Viejito, no creas que la gente pasa de ti, de comentar el articulo, esque ya te vale macho que son muchos padrofos de esos como se digan que a mi me pasas de unas lineas y me jodes, supongo que sera un articulo cojonudo jejejejejejejejejejej
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