jueves, 29 de noviembre de 2007

Para los que quieran jugar a rugby. :-)


La cerveza es una bebida alcohólica muy antigua, desarrollada por los pueblos de los imperios mesopotámicos y por los egipcios, resultado de fermentar los cereales germinados en agua, en presencia de levadura. Aunque existen en el mercado cervezas de trigo, mijo y arroz, la más habitual es la obtenida a partir de la fermentación de la cebada.

Una vez embebida de agua, la cebada se deja germinar a fin de que el almidón se convierta en azúcar soluble. Una vez conseguido este proceso, se seca y se tuesta más o menos, según se quiera obtener una cerveza pálida, dorada o negra.

Para conseguir ese paladar amargo que caracteriza a la cerveza, se le añade lúpulo o, más exactamente, su flor, un cono de pétalos dorados que contiene resinas y aceites aromáticos.

Para conseguir la mezcla de ambos sabores, se añade el lúpulo durante el proceso de ebullición de la cerveza, en las tinas de cobre, al tiempo que también se adiciona el azúcar. Sin la presencia del lúpulo, la masa en ebullición o Wort podría utilizarse para la destilación de whisky.

Si la cerveza tiene mucho gas carbónico, ya sea natural o añadido, se denomina "Lager". La "Stout" es oscura y densa, algo dulzona, característica de Irlanda e Inglaterra. La "Bock" es densa y guarda algo de aroma de las levaduras. La cerveza clara es una clase inglesa, suave, endulzada y con intenso sabor a lúpulo.

La cerveza no sólo es una bebida natural y con bajo contenido en calorías (aprox. 42 Kcal./100ml), además, no contiene grasas, pero sí una cantidad importante de hidratos de carbono, vitaminas y proteínas cuyo consumo responsable es beneficioso para la salud humana.

La cerveza promueve la secreción de jugos gástricos, facilita la digestión y estimula el apetito.

Su consumo moderado provoca una disminución de la retención de agua y actúa como diurético.

Su graduación alcohólica es baja, entre 4 y 7ºC (aunque existen cervezas "especiales" con una mayor graduación y también cervezas sin alcohol). De hecho, la cerveza es la bebida de menor graduación en comparación con el resto de bebidas alcohólicas.

No hay ningún estudio que pueda demostrar que el consumo de cerveza está estrechamente relacionado con la obesidad. Son los otros hábitos de alimentación y de forma de vida, que frecuentemente acompañan a un alto consumo de cerveza, los que han hecho pensar a través de los años que la corpulencia es atribuible a la cerveza.

Lo que actualmente denominamos como `barriga o tripa cervecera', no existe, sino que es el alto consumo calórico de alimentos ricos en grasas la verdadera causa de esa corpulencia. El consumo moderado de cerveza no afecta al peso de una persona, ya que un litro de cerveza equivale a entre 400 y 500 Kcal. (aproximadamente las mismas calorías que contiene, en las mismas cantidades, un zumo de naranja).

3 comentarios:

sátrapa dijo...

Ya estamos provocando...

Al colorado rafaelino...

Y mi salivación a esta hora de la mañana.

Anónimo dijo...

Hoy en el diario "Las Provincias" se puede leer una pequeña reseña sobre otro más de los conocidos efectos beneficiosos de la cerveza. Léanlo si tienen ocasión y quizá puedan responder a si se han fijado en la rápida recuperación de los rugbiers después de los partidos para sacar esa conclusión. Je Je.

Barrichello.

gringo dijo...

no voy a entrar en esa presi!!!
hablando de provocar....se lo respondo de frente..jeje!!